Al meditar el Evangelio de San Mateo en su capítulo 22, nuestros ojos y nuestros corazones se posan en los versos 37-38 donde encontramos lo siguiente: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento."
De inmediato afloraron estas preguntas: Realmente amamos a Dios sobre todas las cosas? Cumplimos con este primer mandamiento de la Ley de Dios?
La respuesta fue la siguiente: para cumplirlo tenemos que colocar al Señor en el primer lugar y todo lo demás como secundario; Sin embargo en nuestro diario vivir hacemos lo contrario, Nos inventamos innumerables excusas para no servir y honrar al Señor, veamos algunas de las más comunes:
- Tengo muchos compromisos y no tengo tiempo para más
- Tengo que atender todo el tiempo a mi pareja
- Tengo que atender a mis hijos en sus tareas
- Tengo que dedicarle tiempo a mis padres
- El trabajo que tengo me consume todo el tiempo
- Tengo que atender a los quehaceres del hogar
- Tengo que atender las visitas
- Tengo que dedicar tiempo a mis amigos
- Tengo que encontrar un espacio para mi
- Tengo muchos problemas de salud y no puedo hacer más nada etcétera, etcétera, etcétera, ....
Parecería, que este llamado a cumplir el primer mandamiento fuera para vagos y no es así mis hermanos, este es un llamado solemne de nuestro Señor a no tener otros dioses y a pesar de eso muchas veces convertimos nuestros compromisos de trabajo, los familiares y los sociales en dioses que nos impiden servir a aquel que es dueño del oro y la plata, dueño de la salud física y de la espiritual, dueño de todo que es Jesús; quien hará más sencillo, más agradable y más fructífero cada compromiso y cada tarea cotidiana.
Si queremos ser verdaderos Cristianos es tiempo de que demos su lugar al Señor, muchos lo tenemos arrinconado y solo si sobra tiempo o si estamos en aprietos acudimos a él.
El Señor debe ocupar el centro de nuestra vida y en torno a él deben girar todos nuestros compromisos; solo así nuestra existencia tomará un nuevo rumbo y podremos sentirnos como nuevas criaturas. No significa que dejaremos de cumplir con nuestras responsabilidades, esto jamas; por el contrario, su cumplimento será mucho más efectivo, pues el señor llevará el timón de la barca de nuestro diario vivir.
El evangelio de hoy nos invita a ti y a mi a dar el Señorío a Jesús, a colocarlo donde debe ir, en el centro no en un ladito. No tengas miedo, ama al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, lluvia de bendiciones caerán sobre ti y tu casa.
Declara en fe que Jesús es el Señor de tu trabajo, el Señor de tu matrimonio, el Señor de tus hijos, el Señor de toda tu familia, el Señor de todas tus actividades, el Señor de todos tus bienes; seguro que podrás ver su gloria.
Dios te guarde......
Yamira♫♫♫
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